¿Cuál fue la situación o etapa de tu infancia que más te desagrado? ¿Para qué te sirvió esa experiencia hoy?


Las experiencias negativas infantiles pueden tener un impacto significativo en el desarrollo emocional y psicológico de una persona. Es fundamental reconocer y comprender la influencia de estas experiencias negativas para poder sanar y crecer.


Los traumas de la infancia pueden afectar la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás, así como nuestra capacidad para regular las emociones y enfrentar los desafíos de la vida. Confrontar y trabajar en la sanación de estos traumas nos brinda la oportunidad de construir una base sólida para nuestro bienestar y autocuidado.


A continuación te dejamos tres conceptos que te pueden ayudar a profundizar con esta reflexión:

Busca apoyo profesional

Contar con la guía y el apoyo de un profesional de la salud mental puede ser fundamental para procesar y sanar los traumas de la infancia. Un terapeuta especializado en trauma infantil puede ayudarte a explorar las experiencias pasadas, comprender sus efectos en tu vida actual y brindarte estrategias efectivas para la sanación.

Practica el autocuidado

El autocuidado es esencial en el proceso de recuperación de traumas infantiles. Dedica tiempo a cuidar de ti mismo/a, tanto física como emocionalmente. Prioriza actividades que te brinden calma, bienestar y alegría. Establece límites saludables, practica técnicas de relajación y busca actividades que te ayuden a procesar y liberar emociones negativas.

Cultiva relaciones de apoyo

Busca conexiones significativas y de confianza en tu entorno. Comparte tus experiencias y emociones con personas de confianza, como amigos cercanos o seres queridos. Al hablar abiertamente sobre tus experiencias negativas de la infancia, puedes encontrar comprensión y apoyo, y construir relaciones que promuevan tu sanación y crecimiento personal.

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